Te llamo sin hablar y según pasa el tiempo, parece ser que la respuesta se esconde bajo una escucha retardada. Voy girando, tratando de diferenciar los colores de un círculo que otrora lo llamaran cromático.

El sol se aleja del horizonte pero sin llegar a marcharse. Hay luz a las tres de la mañana; quizás sólo sea el gesto anónimo para empezar a buscar piezas perdidas de un puzzle sin acabar.

Es como despertarse en una pesadilla prevista y tratar de hevitar la halevosía hanticipada.